Fernando Gamboa

Sobre la exposición Ambientación textil "Piel Andina"

Para los amantes del arte es tan estimulante como digno de admiración, el ver en una expresión artística tan rica y cultivada como lo es la tapicería –cuyo origen y tradición nacional e internacional se remontan a la más lejana antigüedad– que acaba de surgir una voz de timbre nuevo: una artista culta y refinada, de auténtica creatividad, celosa de cumplir su vocación: Mahia Biblos. Vale señalar que son pocos los artistas que al exponer por vez primera, ofrecen una obra madura. Mahia Biblos, además de esto, y luego de ahondar y estudiar la larga y variada historia de la tapicería hasta convertirse en una gran conocedora, ha conseguido la más difícil: hacer sentir al espectador su emoción y su universo.

La obra que presenta esta singular artista es lo que se llama una ambientación, formada en este caso, por 7 bellísimos tapices trapezoidales de doble cara, de dimensiones similares en ancho y de altura variable, tapices que al estar sostenidos de manera perpendicular al suelo, por estructuras metálicas, permiten al espectador circular entre ellos. La novedosa ambientación concebida por Mahia rivaliza con lo logrado por sus predecesores y sus contemporáneos. Mediante la búsqueda del espacio y del color, y al conferir a su creación una función estética eminentemente plástica gracias a la armonía y nobleza de sus espacios, se coloca muy por encima de lo meramente decorativo y de las efectistas ambientaciones escenográficas frontales que se ven a menudo.


Otros elementos enriquecen aún más los méritos y el encanto de la obra: la técnica magistral con la que están realizados los tapices, y la bella textura de fibra vegetal, tan mexicana, del agave, que aumenta su fuerza expresiva.

Mahia tiñe el material con pigmentos brillantes que logran un cromatismo difícil de igualar, al entrelazar sus tejidos en líneas verticales, horizontales y diagonales, en ritmos diferentes que terminan con cerramientos de bordes rectos, en bandas o en cascadas. De esta manera la ambientación forma, por el mágico juego de colores en tonos, medios tonos y acentos en cálidos naranjas, cafés, amarillos, rojos, rosas mexicanos, lilas, azules y verdes turquesa, un tornasolado de fulgor resplandeciente.

Al terminar estas líneas, me es grato afirmar que Mahia Biblos es ya de las grandes tapiceras –una de las mejores– por lo que su arte encontrará amplia resonancia.


Ciudad de México, enero de 1986